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Celulares en las nubes

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  Mi mamá nació el 3 de marzo de 1935, y hoy hubiera sido su cumpleaños. Y este es el primero que no se festeja, que no se saluda, que no se soplan las velitas ni se hace una torta. Es otra de las cosas que me van haciendo dar cuenta de esa pérdida a la que todavía no me acostumbro. Seguramente no llevaré la cuenta del PNC (primer no cumpleaños), ni del SNC (segundo no cumpleaños), y así. No soy de esas que dicen “hoy papá hubiera cumplido 98 años” o peor: “hoy el abuelo hubiera cumplido 125 años”. Lamentablemente, no llegó. Por eso sé que no voy a llevar la cuenta, y que desde ahora y para siempre, el 3 de marzo va a ser distinto. También me pasa que me parece raro ver posteos que muchos le dedican a un ser querido que ya no está… como si este pudiera efectivamente leerlo. Obviamente, quien lo publica lo sabe, pero aun así, necesita hacerlo, para hacer catarsis y para ilusionarse o jugar a que sí, lo va a leer. La otra noche, mientas pensaba medio dormida cómo iba a atravesar este dí

Mi cuento de Navidad

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Siempre que voy al cementerio voy con una especie de ilusión. Corto flores y ramas de mi jardín y las ato con un lindo moño, y cargo una botella de agua “de la casa” para poner en el florerito. A medida que avanzo por el camino lateral ya adivino desde lejos el lugar, junto a un nogal antiguo y un banco de cemento. Voy con cuidado, tratando de no pisar la cara visible de los otros muertos. Elijo cuidadosamente el pasto, como harían los chicos en un juego de no pisar las baldosas blancas, o como sin duda lo haría el maniático personaje de Jack Nicholson en “Mejor… imposible”. Llegar a la parcela y ver la lápida familiar fue un shock. Durante mucho tiempo, solo habían estado los nombres de mis abuelos, grises y erosionados por años de lluvias y soles. Esta vez ya habían agregado el nombre de mi mamá, cuyas letras negras resaltaban sobre la piedra blanca. Y también el de mi papá, que por un error administrativo, no habían grabado en su momento, hace más de 15 años. Mi última imagen de &qu

Metete el gato en el culo

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  Un hombre pinchó una goma en mitad del campo. Se bajó del auto y allá lejos vio una luz encendida en una casa y empezó a caminar hacia ahí para buscar ayuda.   Mientras caminaba pensaba: “¿Y si no tienen gato?, ¿y si no me quieren ayudar?, ¿y si tienen gato pero los malparidos me piden plata? ¿Cuánto me pedirán?, ¿1000 pesos? ¿2000 pesos?, ¿5000 pesos?”.   Y así siguió imaginando situaciones, una peor que otra. Cuando llegó a la casa, tocó el timbre, y un hombre le abrió la puerta. Sin dudarlo, nuestro personaje le dijo: “¿Sabés qué? ¡Metete el gato en el culo!”  Este chiste viejo pero muy real describe lo mal que estamos predispuestos muchas veces, por las dudas, o por hábito. Algunos dicen que la situación, el estrés, la sociedad, el mundo, la guerra, la pandemia, etc. hacen que todos estemos siempre al borde del estallido.  Personalmente tengo que admitir que estaba acostumbrada a defenderme por las dudas. Y a pensar que el otro venía irremediablemente a tratar de joderme la v

Desde arriba

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La sala solo tenía algunos apliques encendidos, que dejaban ver torres de butacas de terciopelo morado. Habían sido removidas del piso y ahora estaban amontonadas en un costado, contra las paredes. Los palcos estaban en penumbra, aunque se podía adivinar también un juntadero de sillas apiladas. ¡El escenario sí que estaba iluminado a pleno!  Y realzaba los pliegues del inmenso telón borravino, sostenido a cada lado por sogas doradas, rematadas con borlas de seda al tono. Mientras subía a la plataforma por una escalerita central, ella no pudo evitar sentirse -solo por un instante- una estrella de Hollywood en busca de su Oscar. Sonrió y se puso a pensar cuál sería su discurso de agradecimiento, cómo sería su vestido y cómo se vería todo ese gran público desde las tablas.  Pero l a voz del muchacho de la inmobiliaria la volvió a la realidad. -          " Hay otro interesado, pero la empresa cree que sería bueno poner acá una librería para proteger el edificio. Las moldur

Ros ¿quéeee?

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 Los mil y uno cortes... mandá tu versión De milagro éste le pegó Amigo de Jaime Las carnes rojas, que le dicen de  Sencillez ante todo Más IVA Barroco el muchacho ay casiiii fafafa empata en el podio Economía de recursos se llama esto Ros Stewart vamo la remolacha Los precios están por las nubes...o por el techo

Hoy cumple mi abuelo

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  El 23 de agosto era el cumpleaños de mi abuelo Pa. Pasé mucho tiempo con él y con mi abuela Piti: me llevaban con ellos de vacaciones a Mar del Plata, todos los febreros. Me cuidaban en su casa cuando no había colegio. Trabajaba en la compañía de seguros Boston, y me encantaba ir con mi abuela a buscarlo, pero antes jugar un rato con los sellos de su escritorio y usar la abrochadora y la perforadora. Cada fin de semana me iba con ellos al club de Seguros, en Moreno. Ahí empecé a jugar al tenis y también conocí al chico que me dio mi primer beso. Cenaba con ellos cada noche a las 20.30, pero antes mirábamos un poco la tele: Bonanza, El Gran Chaparral o Grandes Valores del Tango. Sus preferidos eran Rosanna Falasca, Guillermito Fernández, Tito Lusiardo y “Marianito” Mores. Estaba orgulloso de su familia, y le encantaba reunirnos en su casa para hacernos un asado. Cuando había asistencia perfecta traía la cámara para conseguir “la foto” para mandare a los primos de España. No hubo m